Mantener una limpieza íntima adecuada es importante por razones de salud, todas lo sabemos muy bien y además nos sentimos grandiosas y con más confianza cuando estamos perfectamente aseadas. No obstante, con la idea de estar siempre frescas es posible que podamos caer en exageraciones que a la larga pueden hacernos daño.

El problema es que el exceso de higiene puede alterar el equilibrio natural de los microorganismos que forman la flora vaginal y defienden esa zona de infecciones. En un artículo de Fabiola Czubaj, publicado por La Nación (Argentina) nos dan a conocer qué costumbres que parecen súper higiénicas pueden jugar en nuestra contra.


*Usar protectores diarios todo el tiempo, la ropa interior (en especial la sintética) y jeans muy ajustados no permiten que haya una adecuada ventilación de la zona vaginal y por la tanto favorece la formación de hongos y otras enfermedades. La ginecóloca Susana Pilnik recomienda dormir sin ropa interior y darle así un respiro saludable a nuestras partes más personales.

*Los ginecólogos no aconsejan las duchas vaginales excepto en ocasiones determinadas. Usar este producto constantemente altera el PH y la acidez natural de esa área dejándola vulnerable para defenderse de los gérmenes.

*Limpiarse de atrás hacia adelante puede llegar a ser peor que no hacerlo, porque se corre el riesgo de arrastrar microorganismos que están cerca del ano y que entren en contacto con la vagina.

*La depilación completa de toda esta zona no es muy bien vista por los ginecólogos aunque hoy en día está muy de moda. Según explican, los pelitos tienen una función de protección que evita la entrada de gérmenes.

*Se recomienda utilizar un jabón neutro para el lavado íntimo, sin perfume, ni desodorante. Si tienes mucho flujo puedes usar toallitas sin olor y debes cambiarlas varias veces durante el día.